Segundo principio
"Sólo por hoy no te irrites"
La irritación es un estado de
desarmonía que proviene de diferentes causas, pero la principal consiste en sentimientos de ira o cólera, que a su vez son
generados porque queremos controlar y dominar todas las situaciones en que sucesivamente nos vemos inmersos, de forma que
cuando vemos la posibilidad de que se nos escape la dirección de los acontecimientos, experimentamos sentimientos de enfado,
rabia, odio, que nos producen un estado de alineamiento de nuestro Yo superior y de la conciencia de amor divino.
Cuando te sientas furioso o irritado,
analiza el motivo de la irritación y contempla lo intrascendente que es y la poca importancia que tiene, pensando que la furia
te está impidiendo expresar tu amor en forma incondicional, separándote del sentimiento de unión y deformar parte de la conciencia
universal.
Ten siempre presente que cada
situación de tu vida es originada por una causa que provoca un determinado efecto que es necesario para tu evolución, por
eso, no culpes a los demás ni busques los motivos de tu ira en causas externas a ti.
Recuerda que lo que piensas y
crees de los demás es un reflejo de ti mismo y asume por tu cuenta la responsabilidad y el control de tu propia vida, interiorizando
que las causas de la irritación están dentro de ti y que solo tú y tu trabajo interior pueden superarlas.
Nuestras reacciones coléricas
hacia los demás nos deben servir para descubrir los puntos débiles de nuestra personalidad y una vez identificados y siendo
completamente conscientes de su entidad, estaremos en condiciones de asimilar las enseñanzas que encierran, las cuales debemos
aprender para seguir avanzando en nuestro proceso evolutivo.