Este artículo es para…
¡los que se desesperan con la lentitud de los cambios!
Muchas veces en las conferencias
y talleres interactivos que compartimos no faltan personas que desean ver los cambios “ya” y se desesperan con
la lentitud de los aparatos administrativos de su país, de las dificultades que tienen con algunos profesores o con su familia.
O escuchan comentarios como: “¡Tú mimas demasiado a tu hijo! En mi época no era así, bla, bla, bla...”. Todo eso
es normal. Nadie ha dicho que fuera fácil ser un ser puente. Tenemos un pie aquí y tenemos un pie allá y es nuestro deber
cumplir, pero con paciencia, conservando la paz y la serenidad. Con una sonrisa ganamos más que con gritos. Sigamos con nuestra
intuición. Nuestra intuición nos dice qué hacer y qué no hacer, ¡lo sentimos!
Un par de reflexiones para nosotros,
seres puentes impacientes (y me incluyo, obviamente).
Primero, es bueno desesperarse
porque indica una toma de conciencia y una elevación nuestro nivel de sensibilidad y entendimiento. ¡Es excelente! Ya no somos
inertes y sumisos, eso es fantástico.
Segundo, para poder avanzar
es imprescindible hacer las paces con nuestra propia educación, con nuestros padres y con nuestras raíces.
Tercero, hay que entender que
tras darse cuenta de que se necesitan cambios, y urgentemente, simplemente actuar en este sentido, pasito a pasito. Los grandes
cambios se hacen con pasos de hormigas sin parar y soñando en grande. Con constancia. Miles de golpecitos, millones de personas.
Desde la base. En cada escuela, cada familia, cada corazón. De hecho, es lo que pasa ahora mismo.
Cuarto, hay que entender que
estos cambios se van a dar por etapas y que no vamos a llegar al 2050 (por decir una cifra) repentinamente. Es decir, debemos
asumir la transición con madurez y utilizando herramientas de transición. No alterándonos más, sino con calma y gozo.
Varias etapas
Probablemente en 50 años (e
incluso antes, de pronto) el concepto de educación y de escuela va a cambiar enormemente. Hasta la palabra educación va a
ser obsoleta, y el concepto de escuela con su aula, profesor y pupitre y pizarra, estará fuera de contexto por completo. Parte
de este libro es para actuar ahora, otras partes son para un poco más tarde, pero es positivo que los adultos nos preparemos
ahora y tengamos la visión clara y audaz.
Por eso me gusta pensar
en términos de etapas, y saber que a medida que nacen más niños, se van acelerando los cambios por sí solos. También me agrada
ver los cambios actuales, la actitud tan abierta de algunos papás, abuelos, profesores, terapeutas. Usted mismo, leyendo estas
líneas, ya es pionero. Es como si una oleada mundial de deseos de cambios estuviera removiendo la humanidad. Cada vez que
nace un bebé, estamos más cerca del cambio de conciencia. Me gusta ver cómo en cada país, en cada ciudad, en todos los países
del mundo hay nuevas iniciativas, nuevos planteamientos, nuevas técnicas pedagógicas que surgen más del corazón… Y cuando
no las hay, los propios niños hacen sus revoluciones a gritos, haciendo más travesuras, auto-expulsándose de los colegios,
pidiendo amor y paz, pidiendo otra cosa, negándose a un sistema antiguo que no les satisface y que es además inútil, por no
decir contraproducente, en muchas de sus facetas, individual y grupalmente.
Podríamos plantear las
siguientes etapas:
Etapa I
Es inmediata y técnicamente
no es difícil de implantar si hay apertura de los propios profesores y directores de los centros escolares, así como de los
Ministerios de Educación (aunque no es imprescindible ya que el cambio es de base. Sin embargo, ayudaría ¿no?). Esta fase
podría definitivamente contar con el apoyo de los medios de comunicación en cuanto a la difusión masiva de todas esas ideas
e información nueva.
Propone:
La implantación de la Cultura
de la Paz en todos los colegios y el respeto universal entre humanos y hacia la naturaleza.
El desarrollo de la Inteligencia
Emocional y de las Inteligencias Múltiples de manera sistemática en el contexto escolar.
Que saquemos a los niños fuera,
para ofrecer-les una educación con movimiento y libertad de moverse y de expresarse.
Una educación a base de
proyectos, investigaciones propias, intercambios, experiencias profesionales, talleres y salidas al campo.
Una enseñanza lúdica: juegos,
juegos, juegos.
Que nos concentremos en el bienestar
de los padres y de los profesores.
Artes, música y cantos
(especialmente ejercicios libres, improvisaciones) todos los días.
Deporte y todo tipo de
danzas. Arte marcial dos veces a la semana.
Y contacto regular con la naturaleza
(bio-huertos, granja, germinados…) como se pueda según los lugares.
No es muy costoso y técnicamente
es fácil de implantar. Esta etapa puede utilizar tranquilamente todas las herramientas bio-inteligentes y de la Intelegencia
Emocional, ya que funcionan por sí solas y requieren un mínimo de preparación del facilitador y poco material. De hecho muchos
centros escolares lo están implementando a su
manera y tenemos que felicitarles.
Algunas otras ideas de transición:
Los propios padres (que al final
somos clientes del centro escolar de nuestros hijos) podríamos exigirles que cumplan con la lista anterior y ayudar concretamente
en este sentido. Solicitar poder quedarnos dentro de la escuela a ofrecer nuestros dones.
Si no, ¿por qué no crear
nuestra porpia escuela? ¡Si tanto nos quejamos del colegio! Así han nacido la mayoría de las escuelas alternativas.
También podemos practicar
todas nuestras grandes ideas en nuestro hogar y barrio, en caso que tengamos pocas oportunidades en nuestra escuela local.
En el caso extremo de que el
niño no pueda ir a la escuela (por razones de extrema sensibilidad, por ejemplo), podemos empezar una educación mixta, es
decir, a distancia (por cumplir con la Ley que dice que todo niño tiene que ser escolarizado) y seguir en el hogar con otras
materias que nos gusten y que consideremos más útiles con la ayuda de otros padres, grupos de amigos y también con la ayuda
de Centros de Desarrollo Personal que ahora florecen por todo lado.
También contemplar la escuela
de fin de semana, donde los niños y los papás viven “La educación que sueñan”.
Etapa II
Se refuerzan las herramientas
bio-inteligentes en todos los colegios.
Se introducen paulatinamente
las técnicas bio-mórficas, las cuales requieren, sí, de un entrenamiento especializado del facilitador.
Se pueden sistematizar
los momentos de silencio, meditación, relajación.
Se pueden introducir algunos
espacios espirituales y de contacto con lo sagrado.
Los monstruos de escuela-fábrica
de miles de alumnos paulatinamente pasan a escuelas-casas de pequeños tamaños. Las clases tienen muy pocos alumnos y es su
ambiente es familiar y de hermandad.
Empieza el concepto de vida
comunitaria. Se hacen más reales los nuevos paradigmas de convivencia.
El nivel tecnológico es de high
tec y a la vez ecológico y natural.
Los deportes son no-competitivos.
Etapa III
Se generaliza lo anterior: nivel
cognitivo-lúdico, bio-inteligente y bio-mórfico.
Nos familiarizamos con las herramientas
re-conectadoras.
Ampliamos la cultura y la educación
del Ser.
Emergen sabios a gran escala.
Ahora, para mí, si lo deseo,
las tres etapas pueden ser… ¡ahora mismo!
Noemi Paymal
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