Todo lo que existe en el universo
procede de la misma fuente, todos tenemos un origen de una misma fuente divina, todos tenemos un origen común que fue la voluntad
original del Creador de darnos la vida y de que todo lo que existe en nuestro entorno nos acompañe durante nuestra estancia
en esta tierra.
Por eso estamos impregnados
de la esencia divina y con la individualidad que Dios nos ha concedido formamos parte de la unidad cósmica universal.
Así
cada entidad de la creación con la que tenemos contacto, ya sea persona, animal, vegetal o mineral, es merecedora de todo
nuestro respeto, amabilidad, compasión y amor, esta actitud de amoroso aprecio a todo lo creado nos hace recordar que todos
procedemos de un mismo origen situándonos en una posición que nos satisface emocionalmente y que colma nuestras expectativas
vitales y nuestra duda existencial al experimentarnos a nosotros mismos como parte de la creación, lo que nos hace sentirnos
nutridos por una sensación de pertenencia a la conciencia de la unidad cósmica y universal.
Cuando proyectemos hacia nuestro
entorno estos sentimientos compuestos por nuestros sentimientos de amor y energía positiva comenzaremos a recibirlos también
nosotros.
Por el contrario, cuando proyectamos sobre los demás sentimientos negativos o simplemente la indiferencia nos
sentimos alejados de nuestra fuente, ya que es como que despreciáramos o fuéramos indiferentes con nosotros mismos por que
todos procedemos de un origen común y tenemos la misma esencia divina en nuestro interior, digna del mayor respeto y del más
profundo amor.
El primer paso para realizar
este principio es quererte y respetarte a ti mismo, porque constantemente te criticas, te desprecias y te tienes una pobre
opinión de tu propia persona y esto es lo que reflejarás sobre los demás.
Cuando no te aprecias y no te amas incondicionalmente
a ti mismo, tu criterio interno te esta diciendo constantemente que no eres lo bastante bueno y esto te lleva a sentir infelicidad
e insatisfacción disminuyendo la alegría en nuestros actos cotidianos y en nuestras relaciones con los demás, a los que valoramos
de una forma tan baja como nosotros mismos. Pero en cuanto comenzamos a introducir el amor en nuestras relaciones notaremos
que comienza una notoria transformación en nuestra vida y en nuestra salud aumentando nuestra alegría de vivir y nuestra felicidad
y satisfacción por todo lo que hacemos.
Si te es difícil quererte a
ti mismo piensa que todo tiene un principio y que al igual que un largo camino se recorre dando pequeños pasos, el principio
en Reiki es realizar un acto de amor que deje atrás los pensamientos y las actitudes negativas hacia ti y hacia los demás.
Al
enfrentarte a tus relaciones difíciles, recuerda siempre que cada persona física tiene en su interior un ser de luz y acércate
a él con respeto y amor